Las enseñanzas del asunto Valeo

Miguel Ormaetxea ArroyoEl jueves, la Comisión europea decidió por fin presentar a China sus demandas para que controle la oleada de sus exportaciones textiles al continente, si quiere evitar el desencadenamiento de las cláusulas de salvaguarda autorizadas por la Organización Mundial de Comercio. Esta noticia se dió a conocer pocos días después de hacerse público un oscuro afer en el fabricante francés de componentes del automóvil Valeo. Resulta que una becaria china que trabajaba en la factoría de Valeo de la localidad francesa de La Verrière ha sido encarcelada por un presunto caso de espionaje industrial.

La joven, de 22 años, brillante en sus estudios y capaz de hablar en seis lenguas, tenía en su domicilio seis ordenadores y dos discos duros de alta capacidad, en los que tenía almacenados datos considerados “confidenciales” por la empresa. Valeo dispone de siete implantaciones en China y ha firmado un acuerdo con IBM para desarrollar un innovador software para automóviles. A raíz de este asunto han empezado a aflorar con rapidez datos sobre la creciente potencia de los servicios chinos de inteligencia económica y empresarial. Bélgica podría albergar, en uno de sus establecimientos de enseñanza, una red de espionaje económico, según el Centro Europeo para la Información Estratégica y la Seguridad (ESISC), con base en Bruselas. Esta red operaría con una fachada muy clásica: una asociación de estudiantes independiente de las estructuras diplomáticas chinas que, por razones evidentes, no están ligadas a estas operaciones. Esta red actuaría en todo el Norte de Europa: Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Alemania y Francia y estaría ahora intentando introducirse por etapas en Europa Central. Sus objetivos serían los laboratorios de las grandes universidades, el sector farmacéutico y de alta tecnología. Según Le Monde, esta asociación sería la Chinese Students and Scholars Association of Leuven (CSSAL), que agrupa de 400 a 700 estudiantes e investigadores.

El 9 de mayo, la radio pública sueca informa que los servicios de seguridad de la nación sospechan que China había enviado investigadores a trabajar a un instituto de investigación sueco, el Institut Karolinska de Estocolmo, con fines de espionaje y para hacerse con informaciones no patentadas. Según un estudio realizado este año por el gabinete de lobby Anthenor, el sistema de inteligencia económico y empresarial de China emplea unos 50.000 agentes ilegales, entre los que se encuentran becarios cumpliendo estancias en empresas europeas. Los servicios chinos, el Guoanbu, organizaron la inteligencia económica y empresarial a finales de los 90. Tiene, entre otras cosas, un potente servicio de recolección de datos informáticos de los sistemas electrónicos europeos y americanos.

Los británicos son pioneros en inteligencia económica en Europa, que también está implantada con solidez en Alemania, Suecia y Suiza. Francia decidió hace algo más de dos años dedicar la potencia del Estado a organizar la inteligencia económica en sus empresas y nombró un alto responsable para centralizar tal tarea. En España es un tema totalmente en pañales.

14 de junio de 2005 – La Gaceta

Miguel Ormaetxea Arroyo